Esta es una de las frases que mayor impacto ha tenido en mí a través de los años. De hecho provino de un cliente. Mi equipo le reportaba a él algunos años atrás cuando nuestra compañía fue llamada para hacerse cargo de algunos de los proyectos de desarrollo de software de su compañía. Él era un afilado ejecutivo de nivel medio con esa seriedad particular que caracteriza a los caballeros ingleses.
Esa fue su respuesta cuando finalmente le comenté que mi abuela había sucumbido apenas minutos antes aquella mañana, luego de luchar por años con una enfermedad terminal. Esto significaba que me iría de la oficina por algunos días debido que mis abuelos eran parte de nuestra familia nuclear. Aún en medio del choque de la reciente noticia sabía que no me esperaba ese tipo de respuesta. Esta vino como una revelación viniendo de alguien a quien considero exitoso.
Algunas personas piensan que se puede dejar en casa los problemas de casa y dejar en el trabajo los problemas del trabajo. Ese día experimenté una vez más que eso no es cierto. Se puede hacer eso hasta un cierto punto, pero al final de cuentas somos personas. No podemos partirnos en compartimientos independientes y dejar el que no necesitemos o no queramos en algún lugar mientras asumimos nuestro rol presente con el otro. No importa cuánto tratemos, no funcionamos de esa manera. A decir verdad ese tipo de desdoblamiento puede causar más malestar que bienestar pues tarde o temprano nos demandará una máscara.
Algunas personas piensan que para ser exitoso de verdad uno tiene que sacrificar o poner en un plano secundario cualquier cosa que no huela a trabajo en exceso, a una promoción, o a un nuevo negocio. Ese día su respuesta me recordó que eso no es necesariamente cierto. Y que es algo sobre lo que debemos decidir en cada momento de nuestro camino. Aunque igual me hubiese retirado ese día luego de avisarle, estoy realmente agradecido hasta el día de hoy por la inesperada enseñanza que su respuesta me dio.
¡Mis sinceros deseos de una muy Feliz Navidad para usted y sus seres queridos!
Sergio.
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